Hace unos años, mientras observaba durante varios días una competencia deportiva, me cuestioné porque mientras en otros lugares los himnos eran marchas con fusiles y disparos, el nuestro era una danza que hasta a Cristóbal Colón mencionaba con cierto beneplácito y admiración. Eso me llevo a buscar la información de La Borinqueña, nombre del himno de Puerto Rico, que hoy comparto con ustedes.
Comienzo por señalar que la versión original de la danza data de finales de los años 60 del siglo XIX y es atribuida por unos al catalán Don Félix Astol y por otros al sangermeño Francisco Ramírez Ortiz. Los versos que se le atribuyen a Félix Astol o Ramírez Ortiz tienen el título de La Almojábana y comenzaban de la siguiente manera:
Bellísima trigueña
imagen del candor
del jardín de borinquen
pura y fragante flor
Según menciona Aurelio Tió, la melodía pudo surgir anónimamente pues aparenta ser una melodía española anónima de origen común.
¿Cómo llega entonces a convertirse en el himno nacional esta danza de origen romántico?
El motivo que convierte esta danza en un himno revolucionario no es otra cosa que el levantamiento ocurrido en Puerto Rico el 23 de septiembre de 1868 y que terminó por llamarse el Grito de Lares.
Nos dice Pedro Malavet Vega en su libro Historia de la canción popular en Puerto Rico (1493-1898):
Ramón Emeterio Betances, líder del proceso revolucionario, pedía "un himno que haga salir fusiles, fusiles... que arrastre las piedras y sople fuego sobre los déspotas". Es cuando Doña Lola Rodríguez de Tió se da a la tarea de escribir unos versos revolucionarios que aún resuenan en la memoria colectiva del pueblo puertorriqueño, particularmente en la de sus patriotas. Los versos que terminaron utilizando la estructura verbal y musical de la danza La Almojábana fueron los siguientes:
Despierta borinqueño
que han dado la señal
Despierta de ese sueño,
que es hora de luchar
A ese llamar patriótico,
¿no arde tu corazón?
Ven, nos será simpático el ruido del cañón
Nosotros queremos la libertad,
nuestro machete nos la dará
¡Vámonos, borinqueños
vámonos ya!
Que nos espera ansiosa
¡Ansiosa la libertad!
Esta versión revolucionaria fue difundida de manera oral y permanece aún vigente en nuestros tiempos para comenzar y/o terminar algún acto que recuerde a algún héroe que haya luchado por la independencia de la isla o alguna actividad que reclame la independencia para Puerto Rico.
Por último y no menos importante cabe señalar que desde 1952 se utiliza de manera oficial como himno del terruño borincano la versión solemne de La Borinqueña compuesta por Ramón Collado y que la misma estuvo carente de letra hasta que en el 1977 se le adaptan unos versos escritos por Manuel Fernández Juncos. (Ley Núm. 123 del 27 de junio de 1977)
La tierra de borinquen
donde he nacido yo
es un jardín florido
de mágico primor
Un cielo siempre nítido
le sirve de dosel
y dan arrullos plácidos
las olas a sus pies
Cuando a sus playas llegó Colón
exclamó lleno de admiración
¡Oh, oh, oh!
Esta es la linda tierra
que busco yo
es Borinquen la hija
la hija del mar y el sol.